¿Cuál será el próximo huracán que afectará a México?
La temporada de huracanes de 2024 en México comenzó oficialmente el 15 de mayo en el océano Pacífico y el 1 de junio en el océano Atlántico, y se extenderá hasta el 30 de noviembre, abarcando un total de seis meses.
De acuerdo con el Servicio Meteorológico Nacional (SMN), para este año se pronostican entre 15 y 18 ciclones tropicales en el Pacífico y entre 20 y 23 en el Atlántico. Sin embargo, no todos estos ciclones llegarán a México, donde en promedio ingresan de 4 a 5 ciclones cada año.
Recientemente, se identificó una posible zona de baja presión en el océano Pacífico con un 20% de probabilidad de desarrollo ciclónico en los próximos siete días, según informó @conagua_clima.
Hasta ahora, la temporada ha sido bastante activa, con la formación de los huracanes Aletta y Beryl. De los ciclones pronosticados para el Pacífico, se espera que entre 8 y 9 alcancen la clasificación de tormenta tropical, 4 o 5 se conviertan en huracanes de categoría 1 o 2, y entre 3 y 4 lleguen a las categorías 3, 4 o 5.
El 10 de julio, el SMN anunció la formación de una posible zona de baja presión en el Pacífico, con un 20% de probabilidad de desarrollo ciclónico en los próximos siete días frente a las costas de Jalisco, Colima, Guerrero y Michoacán. De avanzar en su desarrollo, este fenómeno podría ser denominado ciclón Bud.
Históricamente, México ha sufrido daños económicos y humanos severos durante las temporadas de huracanes. Ejemplos recientes incluyen los huracanes Wilma en 2005 y Dean en 2007, que causaron una devastación significativa.
Es crucial recordar que el impacto de un huracán no solo depende de su intensidad, sino también de su capacidad para generar inundaciones, deslaves y marejadas ciclónicas, que a menudo resultan más destructivas que los propios vientos. Por ello, se insta a la población en zonas vulnerables a mantenerse alerta a los comunicados oficiales y seguir las instrucciones de las autoridades.
Con los efectos del cambio climático, se prevé un incremento en la frecuencia e intensidad de estos fenómenos en el futuro, lo que subraya la importancia de mejorar los sistemas de alerta temprana y la infraestructura de respuesta ante desastres en México.