Infecciones hospitalarias en México: una crisis creciente que pone en riesgo vidas
- Editor
- 14 mar
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México.- En 2015, 84 bebés recién nacidos en el área de cuneros del Hospital Regional 1 de Culiacán, Sinaloa, fueron víctimas de una infección por la bacteria Klebsiella pneumoniae, un patógeno potencialmente mortal que afecta la sangre. 14 de ellos no sobrevivieron.
Una investigación de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) reveló que el hospital del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) operaba en condiciones deficientes: falta de limpieza en áreas y ropa de cama, prácticas inadecuadas de higiene del personal y problemas en la preparación de insumos médicos y alimentos. Estos hallazgos quedaron documentados en la recomendación 061/2018 de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH).
A casi una década de aquel caso, la crisis de infecciones hospitalarias no solo persiste, sino que se ha agravado. Un análisis de los registros de la Red Hospitalaria de Vigilancia Epidemiológica (RHOVE) muestra que, desde 2020, el riesgo de morir por una infección adquirida en un hospital ha aumentado.
Entre 2015 y 2019, 14 de cada 100 pacientes contagiados fallecían. A partir de la pandemia de COVID-19, el promedio subió a casi 20 muertes por cada 100 contagios. En 2021, la mortalidad alcanzó un pico del 23.2%.
Este incremento supera la media global del 10% estimada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en su informe de 2024 sobre prevención y control de infecciones. Expertos en epidemiología atribuyen el problema al deterioro histórico del sistema de salud, la reducción presupuestaria y la sobrecarga hospitalaria derivada de la pandemia.
“México arrastra este problema desde hace décadas. Sabemos que los hospitales no están en las mejores condiciones. Hay precariedad y falta de insumos, eso puede explicar el aumento en la mortalidad”, advierte el Dr. Alejandro Macías, especialista en infecciones.
Recién nacidos, los más vulnerables
El análisis de la RHOVE revela que los recién nacidos son el grupo más afectado: el 19% de las infecciones hospitalarias registradas corresponden a bebés de 0 años. En diciembre de 2023, un brote de Klebsiella oxytoca en hospitales públicos del Estado de México, Michoacán y Guanajuato infectó a 35 niños, de los cuales 16 murieron.
Las infecciones hospitalarias no solo aumentan la mortalidad, sino que pueden dejar secuelas graves. La Norma Oficial Mexicana NOM-045-SSA2-2005 advierte que estas infecciones incrementan la morbilidad, causan discapacidades y generan costos adicionales en la atención médica.
María, una madre que perdió a su hijo en un hospital público de Guadalajara, relata las condiciones insalubres que presenció: “La camita de mi bebé estaba llena de polvo. El personal lo manipulaba sin guantes, después de usar el celular o comer. Un mes después, mi hijo murió por una infección”.
¿Se pueden prevenir?
Los datos muestran que la mayoría de las infecciones ocurren en áreas críticas como medicina interna, cirugía general y terapia intensiva. En pediatría y neonatología, el riesgo es aún mayor.
Según la OMS, un programa eficaz de prevención y control podría reducir hasta en un 70% las infecciones hospitalarias. Sin embargo, México carece de una estrategia unificada.
“Tenemos hospitales de primer nivel y otros en condiciones deplorables. No podemos dejar este problema en manos del azar”, concluye el Dr. Samuel Ponce de León, especialista en epidemiología hospitalaria.
La crisis de infecciones hospitalarias sigue cobrando vidas. La falta de insumos, la sobrecarga médica y la ausencia de una política efectiva de prevención han convertido a los hospitales en un riesgo para los propios pacientes.