¿Qué pasará después de la muerte del papa Francisco?

Ciudad del Vaticano.- Tras el fallecimiento del papa Francisco, la administración provisional de la Iglesia católica recaerá en el cardenal camarlengo, quien se encargará de gestionar los asuntos vaticanos durante el período conocido como sede vacante. Esta etapa incluye los nueve días de exequias y el tiempo necesario —entre 15 y 20 días— para convocar el cónclave donde se elegirá al nuevo pontífice.

El actual camarlengo es el cardenal irlandés Kevin Farrell, de 77 años, designado para el cargo en febrero de 2019. Aunque asumirá temporalmente algunas funciones del papa, su papel se limita a tareas administrativas y no incluye facultades para tomar decisiones que comprometan a largo plazo a la Iglesia, como nombrar cardenales o modificar estructuras eclesiásticas.

Con la muerte del pontífice, los principales cargos de la Curia Romana quedan automáticamente vacantes. El único que conserva su función es el camarlengo, quien supervisa la administración cotidiana del Vaticano. Entre sus responsabilidades se encuentra certificar oficialmente la muerte del papa, una función que en el pasado incluía el simbólico gesto de golpear su frente con un pequeño martillo de plata, una práctica abandonada desde el deceso de Pío XII en 1958.

Además, el camarlengo asume simbólicamente la posesión de las residencias papales: el Palacio Apostólico del Vaticano, el Palacio de Letrán y la residencia de Castel Gandolfo. Junto con el Colegio Cardenalicio, reunido en la llamada Congregación General, determina detalles clave como la fecha de las exequias, el entierro —que debe realizarse entre el cuarto y sexto día tras la muerte— y la organización de los tradicionales nueve días de luto.

El proceso se rige por las normas establecidas en la constitución apostólica Universi Dominici Gregis, promulgada por Juan Pablo II en 1996, que detalla los procedimientos a seguir tras la muerte de un papa.

En cuanto al lugar de descanso final de Francisco, el propio pontífice expresó a finales de 2023 su deseo de ser sepultado en la Basílica de Santa María la Mayor, en Roma, rompiendo así con la tradición de entierros en la Basílica de San Pedro.